No es un disfraz que simule u oculte la realidad que se vive o se parodie para causar diversión en tiempos de conflictos que ya hartan y aburren que nos queramos seguir matando en cada vez más una civilización que ha dado muestra de no ser tan civilizada como debería ser. El estar mondado en carnaval es el reflejo de que las cosas están “pesadas”, de que la economía naranja pinta a ácida y de lo peligroso que se vuelve porque no hay nada más verraco que un costeño en pleno carnaval mondado y con ganas de carnavalear.
Todo se nubla porque se le debe a “rey mundo y todo el mundo”, los amigos se pierden a hacer de las suyas y los que se tropiezan por la calle están en la misma situación o peor. La mondadez generalizada en épocas de carnaval que pinta bien. Bien para los que la tienen y también para los que aplican la estrategia del “después mando yo”. Paradójicamente los que más inventan y planifican que hacer en épocas de estas fiestas, son los más mondados. Como un pescador extiende su red de WhatsApp para ver quien contesta y si lo dejan en visto vuelve a intentarlo porque son cuatro días de dura penuria.
Pero el estar mondado en carnaval es un desafío, una prueba contra el estado social de ánimo, que agua los ojos e irrita el corazón más cuando se comienza por el face a subir fotos con las caras empolvadas, con fría en mano, ¡ay ve! La carita de un huérfano mirando por el ventanal a otros niños jugar con sus papás.
El estar mondado puede ser el disfraz este año del carnaval, porque es un sentir generalizado y realista. Las “vacas” serán la opción más próxima para poder rumbear, claro está los que puedan tener para esa opción de compartir la cuenta entre todos con una pequeña cantidad.
Y mientras las emisoras vociferan la parrilla de programación de conciertos en diferentes sitios de la ciudad la percepción en las calles sigue siendo común reflejada en esas frases de “estoy pobre”, “no tengo dinero” y “no me alcanza”. Y entonces pasamos de la estadística real a la del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), donde estima que la pobreza extrema en el promedio nacional pasó de 16,4% en 2008, hasta 7,4% en 2017, menos de la mitad. Solo en el último año, 469.000 colombianos salieron de la pobreza extrema.
La misma entidad define el ingreso mínimo necesario en $116.330 por habitante, lo que significa que un hogar de 4 personas con un ingreso inferior a $465.320 está en la pobreza extrema. ¡Es la mayoría en estas épocas!
Pido un concierto humanitario para los mondados del carnaval, con caravana de aguardiente no importa si son custodiados por la guardia de cualquier país que quiera interferir en nuestra lamentable tristeza, sino hay maicena no importa con tal que Checo Acosta y Pedro Ramayá Beltrán canten al menos tres canciones para aliviar el corazón de los marginados por el régimen de la fiesta carnestoléndica, que sin piedad nos aparta y humilla de esta alegría de jolgorio donde la mitad más uno se levanta en pie de lucha, por nuestro derecho a la diversión.
Lamentablemente para la mayoría de mondados que andarán husmeando por el carnaval no quedará otra salida que sacar la excusa de la zorra al querer agarrar las uvas, “al cabo de que ni quería porque están verdes”.